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martes, 6 de abril de 2010

Amos de libertad y destrucción



¿Donde te ocultabas desprecio inquietante?

enemigo intimo de mis pasiones

usurpador de tus mismas tragedias,

¿por que ahora te haces mas distante,

de todo aquello que de mi odiabas?,

oh, pero perdón, también me amabas...

nunca lo dijiste, ven acerca te, conversa me,

usaste contra contra ti esas mismas ironías

que antagonicamente armaste para tu muerte

que destino tan demente, yo quería asesinarte,

fuiste víctima y victimario consecuentemente.


Insolente, si, tu que castigaste todas aquellas palabras

que asimilaste mientras huías de mis pretensiones

yo fui la vil e infame causa de tus ausencias,

y aun así te entregaste a estas infieles emociones...

en el dolor que contra ti mismo incubaste,

permite me encontrarlas, permite me

ofrecerle un poco mas de tu dolor, que es mio,

de tu inexistencia que se posterga ante mis sombras

o de los fantasmas que algunas veces fueron tuyos

y ahora no se a quienes mas traicionan.


Yo soy quien en contra ti se detuvo a morir

y te atreves aun así a llamarme mártir.


Mira me y se uno con estas palabras

que se resbalan por las simulaciones

de cada una de estas letras suicidas,

no quiero escuchar tus insinuaciones,

yo fui el caos en que te convertiste

autor y obra de las circunstancias

que insospechadamente adoraste,

maldice, odia y mutila cada instante

que la lascivia te permitio en reminiscencias

que ya no recuerdas ni por ser tu,

ni por ser yo, o ser por ser,

seres sin nombres que se postergan

en aquella lapidas sin ataúd

en la que se bosquejan

similitudes incongruentes

que ignoran lo que fui yo o fuiste tu,

en todas tus aberrantes irreberencias

nombres, ocultos nombres

del príncipe de la dulces penas.


Eres mucho mas de lo que nunca imagine

escucho los susurros de tus pies tras mi puerta,

sin miedo a lo que me ofrecéis te maldigo,

se que estas sonriente, abre me me dices soy tu amigo,

siento en mi piel tus dientes clavados

a cada una de mis espaldas...

puedes irte o entregarte a mi olvido

ahí esta la paciencia de los santos

esta seducción también es tu muerte,

yo me entrego a lo que de ti no amo,

un instante perdido o una eternidad

muriendo en la guadaña en la que ahora estamos.

mira te en estos ojos humanidad

solo somos lo que nunca sabrás...


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