No sé cuando empecé a morir
si fue al mirarla o al escuchar sus palabras;
puede que en realidad no lo sepa nunca...
Puedo caminar en círculos cuando pienso en ella
sin tener un horizonte que seguir,
confundidos mis pasos la buscan...
sé que le aflige mi incertidumbre serena,
pero intuye que es lo que necesito
aún que no se decida a venir
y hacer de mí lo que quiera.
Si lo hiciera sentiría el cielo venirse en sus ojos,
sentiría en su voz reír
la melodiosa sinfonía de sus deseos
escalofríos recorren mi espalda,
al escucharla decir
muy tiernamente al viento sus emociones
las que no pierden el resplandor de su belleza
me gusta como te muestras
adoro como me besas.
Puedo desvanecer el cielo en miles de colores
para tocar los átomos de su pureza,
aquí quiero quedarme amándole
como esos pensamientos que se disluyen en sus ojos
nuestros labios se besan al reír la tarde,
aquí quiero quedarme siempre,
adorando uno a uno los momentos
en que en su cuello mi lengua se detiene
y le susurro al oído,
voy a amarte siempre.
Cae la lluvia sobre los pétalos de la violeta
un perfume erotizado sube de sus piernas
en sus virginales labios muere el poeta
con cada acorde, movimiento o letra,
mis sentidos se estremecen cuando te acercas
cierra los ojos y te penetra,
ese momento en que sientes que te quemas
en la gravedad de tu centro, abrazada
a tu sombra gime mi silueta,
rendida caes, exhala y sé que sueñas
y contigo uno a uno los espermas.
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