Dominus excelsus

Tras las incongruentes batallas
que a través de los tiempos
no Han podido inmortalizar la humanidad,
se han perdido del alma los dominios
que Jamás se podrán recuperar...


¿Donde estas príncipe de mi oscuridad?
excelso, dime: ¿donde te haz de materializar?
Conjuros misteriosos no te pueden evocar
y pierde la virgen en en el altar su santidad
amando en mi, junto a el cada sombra irreverente.
Mientras en su caída hacia la luz, la rechaza la muerte
die irae, ¿por que no estas aquí?,
ella al igual que yo solo quiere tenerte.


Perderemos la conciencia en estos designios
donde vendemos por sabiduría el alma
pervirtiendo ataúdes, en sacrilegios
que ignoran la fe, que no alivian la pena
de todas las sospechas del dolor,
por que lo alimentas en ti,
¿quien dijo?, que la muerte es el fin.


¿Donde podrás inmortalizar tus soberbias
cuando lleguen los tiempos postreros?
abusados por impropias lagrimas
y de las cenizas solo seamos los huesos
buscando en nuestra carne alimento,
insaciables incubos, de miradas ya muertas
de actos sangrientos e intolerables triunfos,
que bajo la piel muy felices llevamos lutos.


Encadenamos a la palabras cada intolerancia
mientras interpretamos con maldad las profecías
¿donde estabas maestro Jesús, cuando Moria?
era verdad todo eso que en la cruz decías...
¿por que alimenta el fuego la fuente de mis pecados?
¿por que las guerras a las naciones el triunfo no han dado?
Si tus dominios son excelsos desciende por estos lados
no te culpo, tal vez tengas miedo, de lo arrebatado,
pero con suerte quizás ya maduramos,
sin de nuevo haber nacido,
ya te habriamos asesinado.


Quiero decirle al viento que los aires nucleares
no contaminan a los árboles, ni que los mares
no respiran la contaminación de nuestras heces,
ya no somos aquellos perdidos seres
que se aniquilaban por manipular lo que eres
fuente de salvación y anulación de placeres
por que mientras ahí estés, tendrás adoradores
así somos los humanos ante lo divino,
nos extasiamos de la carne, del sexo y del vino.